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Batman



En 1967 llegaba a Uruguay "Batman" ("Batman", 1966/68), la mayor serie "camp" de los 60, que no debía ser tomada en serio, ni siquiera por sus actores. Las escenas de pelea eran adornadas con centelleantes POWs, BOPs y BANGs que se superponían en la pantalla cuando un golpe llegaba a destino. Las situaciones eran extremadamente artificiales y la actuación exagerada a propósito por todos excepto Adam West que era tan duro que causaba risa.

La estructura de la serie era fiel a la historieta de Bob Kane: Bruce Wayne (Adam West) había quedado huérfano en su adolecencia, al ser asesinados sus padres, y hereda su fortuna, con la que construye un complejo laboratorio criminal en los sótanos de su mansión. Como el misterioso Batman, Bruce Wayne luchará contra los criminales que atormentan a Ciudad Gótica. Pronto se une a él Dick Grayson (Burt Ward), otro huérfano, que se convierte en su inseparable compañero Robin.

Individualmente eran conocidos como "El Cruzado Encapotado" y "El Niño Maravilla", y juntos como "El Dúo Dinámico". La única persona que conocía sus verdaderas identidades era el mayordomo de la mansión Wayne, Alfred (Alan Napier), quien había criado a Bruce luego de la muerte de sus padres. Además del sofisticado laboratorio ubicado en la Baticueva, Batman y Robin usaban el Batimovil, un automóvil excepcionalmente equipado.

Cuando se les necesitaba ubicar con urgencia, el Comisionado de Policía Gordon (Neil Hamilton) empleaba la Batiseñal, un reflector que iluminaba el cielo con el logo Batman, o los llamaba por el Batifono. Los episodios se dividían en dos partes, y la primera parte siempre concluía con Batman y Robin en una situación mortalmente comprometida que se despejaba la semana siguiente en la segunda parte.

El gran éxito de "Batman" se basaba en la tontería y el absurdo de sus historias, más las terribles frases de Robin (En el primer episodio, mientras intentaba escalar un edificio con Batman, se le oyó decir: "Santa escalera de incendios, Batman!"). Otro atractivo de la serie era su lustrosa e imponente lista de invitados, en los roles de los estrafalarios enemigos de Batman. Es así que podía verse a Burgess Meredith como El Pinguino, César Romero como El Guasón, Frank Gorshin y después John Astin como Acertijo, Vincent Price como cabeza de Huevo, Victor Buono como el Rey Tut, Julie Newmar o Lee Ann Meriwether como Gatúbela, Art Carney como El Arquero, Glynis Johns como Penélope, Rudy Vallee como Lord Marmaduke, Tallulah Bankhead como La Viuda Negra, George Sanders como Mr. Hielo, Joan Crawford, Zsa Zsa Gabor, Roddy McDowall, Cliff Robertson, Joan Collins, Van Johnson, Walter Slezak, Shelley Winters, Otto Preminger, Eli Wallach, Liberace, Ida Lupino, Anne Baxter, y muchos más.

Creado por Bob Kane, Batman apareció por primera vez en forma de historieta en 1939, y en los años 40 pasó a la radio. Varias seriales cinematográficas de 15 capítulos sobre Batman fueron producidas Columbia Pictures entre 1943 y 1949.

La Dimensión Desconocida



Los martes de noche de 1961 Canal 10 estrenaba "La Dimensión Desconocida" ("The Twilight Zone", 1959/65), el exponente máximo del género fantástico llevado a la televisión en aquella época y, tal vez, en todas las épocas.

El entonces dramaturgo Rod Serling, notorio en los años 50 por obras como "Requiem para un Peso Pesado", se trasladó al género fantastico con esta serie antológica, escribiendo muchos de sus guiones y actuando como presentador. Las historias eran inusuales y extrañas, a menudo con irónicas vueltas de tuerca.

Por ejemplo, en "Clausula de Escape" David Wayne personificaba a un hipocondríaco que para escapar a su dependencia de las drogas y de su miedo al entorno, hizo un pacto con el diablo: a cambio de su alma consiguió la inmortalidad. Rebozante de confianza, mató a un hombre esperando ser condenado a muerte, en la seguridad de que aquello era imposible. Sin embargo, finalmente fue condenado a cadena perpetua en vez de a la pena máxima, una condena terriblemente dura para un inmortal.

En "Tiempo Suficiente...Por Fin!", con Burgess Meredith, un empleado bancario que nunca encontraba tiempo suficiente para leer aprovechó la hora del almuerzo para encerrarse en la caja fuerte del banco con su libro de turno, en el preciso momento en que una guerra nuclear destruye todo vestigio de civilización. Ahora tendría todo el tiempo y todas las bibliotecas del mundo a su disposición...pero en el último minuto tropezó y sus gruesos lentes se hiceron añicos quedando casi ciego.

En "Según el Cristal con que se Mire", una joven nacida con una horrible malformación facial fue operada para corregir el defecto. Su rostro estaba cubierto por vendajes y los doctores y nurses que la atendían se movían en penumbras. Finalmente las vendas fueron removidas dejando ver un hermoso rostro, al menos para los televidentes. Por el contrario, los que la rodeaban dieron un paso atrás espantados descubriéndose sus caras de reptiles de un mundo donde los ideales estéticos eran los contrarios a los nuestros. La operación había fracasado estrepitosamente.

Los miedos cotidianos también alimentaban las historias de la serie. El miedo a volar se potenciaba al extremo en "Pesadilla a 20.000 pies", donde William Shatner enfrentaba a su terror convertido en un monstruo espeluznante, Aunque la serie estaba poblada por buenos actores, lo llamativo eran las historias enmarcadas en la apertura y el cierre de Rod Serling quien las rodeaba de una atmósfera apropiada. "Hay una quinta dimensión más alla de las que conoce el hombre. Es una dimensión tan vasta como el espacio y eterna como el infinito. Está a mitad de camino entre la luz y la sombra, entre la ciencia y la supertición, y se extiende entre la profundidad de los miedos del hombre y la cumbre de sus conocimientos. Es la dimensión de la imaginación. Es el area que llamamos La Dimensión Desconocida..."

ROD SERLING

Rod Serling fue un guionista, dramaturgo y productor de televisión que creó "La Dimensión Desconocida". Pero mucho antes de eso Serling ya se había establecido como un guionista de renombre. En 1955 ganó su primer Emmy por el guión del drama televisivo "Patterns", y en 1956 ganó su segundo Emmy por "Requiem para un Peso Pesado", protagonizada por Jack Palance. En 1959, Serling se trasladó del drama a la fantasía y la ciencia ficción, produciendo "La Dimensión Desconocida", que duró 6 temporadas hasta 1964, y le reportó su tercer Emmy.
En 1968, Serling fue el co-autor del guión de la película "El Planeta de los Simios". Fue su tercer guión en llegar a la gran pantalla, precedido por "Patterns" (1956) y "Requiem para un Peso Pesado" (1962).
Tras su pasaje por los guiones cinematográficos, Serling volvió a la televisión en 1970 para presentar la serie "Galería Nocturna".
Durante su carrera, Serling escribió unos 252 guiones y ganó 6 Emmys.

Alfred Hitchcock


En las noches de los viernes de 1960, el selecto conjunto de uruguayos que disponían de un aparato receptor veía por primera vez en la pantalla chica al Maestro del Suspenso presentando la que seguramente fue la mejor serie antológica de suspenso de la década, y quizá de todas las épocas: "Alfred Hitchcock" ("Alfred Hitchcock Presents", 1955/62; "The Alfred Hitchcock Hour", 1962/65).

Al inicio de cada episodio la silueta del maestro del suspenso era vista superponiéndose sobre su famoso contorno, con los compases de la Marcha Fúnebre para una Marioneta de Gounod. Luego Hitchcock introducía el episodio del día con un estilo que iba de irónico a excéntrico, en el que a menudo se burlaba del inevitable comercial que separaba su introducción del capítulo propiamente dicho. El dibujo de la silueta de Hitchcock había sido dibujada por él mismo.

Joan Harrison, la productora asociada, Norman Lloyd, y más tarde Gordon Hessler, estaban encargados de seleccionar unos cuarenta guiones cada temporada (de cientos que les eran remitidos). Estas historias, que derivaban hacia el terror o el suspenso, habitualmente culminaban de forma inesperada.

En el episodio "Vudú" se relataba la historia de un matrimonio que trabajaba en un campo petrolero sobre el Amazonas. La esposa, enamorada del socio de su marido, fingía volverse loca. Sin saber del engaño, y pensando que la salud de su esposa estaba en peligro, el marido ordena a su sirviente nativo que la lleve río abajo a un psiquiatra. Confundido, el nativo llevaba a la mujer a su tribu, "los mejores reducidores de cabezas del mundo". "Hice lo que me mandó", decía el nativo al regresar trayendo la cabeza reducida de la esposa. A menudo el mal parecía llevarse el triunfo final, en estricta contradicción del código ético de la TV de la época. Esta situación siempre era resuelta por el propio Hitchcock luego de la última tanda, cuando aparecía para explicar, en su modo más sardónico, qué tonta equivocación o hecho casual había hecho caer al villano.

Así sucedía en "DeMortius" en el que un profesor asesinaba a su jóven esposa entierrándola bajo el piso de la bodega de su casa, habiendo preparado previamente una coartada perfecta. En el epílogo del episodio Hitchcock explicaba que el crímen fue descubierto cuando el profesor volvió a casarse. Sin embargo, habían excepciones en las que el delito quedaba impune: en "Arthur" el dueño de un criadero de gallinas mataba en un ataque de celos a su novia Helen y aunque la policía tenía sospechas, nunca pudo incriminarlo. Hitchcock remataba la historia diciendo que Arthur, quien preparaba la ración de las gallinas en una gran máquina trituradora, había agregado a Helen como un ingrediente extra. 

La revista Time nombró a esta serie como uno de "Los 100 Mejores Programas de TV de Todos los Tiempos".

Rumbo a lo Desconocido



En 1964, Canal 4 estrenaba los domingos de noche la que sería la última antología fantástica de los 60, y que perduraría en la memoria de los televidentes por su introducción: "su televisor no está fallando, no intente ajustar la imagen. Nosotros controlamos la transmisión... en la siguiente hora siéntese quieto y nosotros controlaremos todo lo que usted vea y oiga. Usted está a punto de participar en una gran aventura, de experimentar el asombro y misterio que va del interior de la mente, rumbo a lo desconocido..." Asi comenzaba, sorpresivamente, cada episodio de "Rumbo a lo Desconocido" ("The Outer Limits", 1963/65), una antología donde predominaban las historias de ciencia ficción.

La serie se destacaba por sus atmósferas, buenos actores, y guiones de buen nivel literario, aunque su rudimentario departamento de efectos especiales dejaba ver el reducido presupuesto con que se manejaba la serie. Sin embargo, el resultado final era ampliamente satisfactorio, siendo una de las series más recordadas y retransmitidas varias décadas después. La temática de "Rumbo a lo Desconocido" era amplia: desde una especie de serpiente gigante que aterrorizaba a un astronauta (Adam West) en un planeta desconocido, pasando por un hombre (Martin Landau) que retrocedía en el tiempo hasta antes de su nacimiento en nuestro presente, hasta un científico (Cliff Robertson) que buscando vida en el espacio exterior mediante ondas de radio se enfrenta a un monstruo radioactivo. Pero tal vez el episodio más famoso de la serie haya sido "Demonio con una Mano de Cristal" escrito por el conocido escritor de ciencia ficción Harlan Ellison. En esta historia, Robert Culp era Trent, un hombre del futuro tan lacónico y enigmático como resuelto, que escapa hacia nuestro presente perseguido por los Kyben, una raza extraterrestre que había conquistado la Tierra del futuro. Trent era un androide que en su mano izquierda de cristal escondía un alambre que conservaba a la Humanidad entera reducida a impulsos eléctricos. Su misión era proteger a la Humanidad de los intentos destructivos de los Kyben. Atrapado junto a sus perseguidores en un extraño edificio (el Edificio Bradbury de Los Angeles, en el que varios años después se filmara buena parte de "Blade Runner" con Harrison Ford) sellado por una burbuja magnética desplegada por los extraterrestres, Trent se debatía por sobrevivir y cumplir con el único designio impreso en su memoria: proteger a los millones de seres humanos sintetizados en su mano hasta que los Kyben fueran destruidos. Dirido por Byron Haskin ("La Isla del Tesoro", "La Guerra de los Mundos"), este episodio de alta tensión que además presentaba un aspecto visual fascinante, ganó el Writers Guild Award al Guión Destacado para una Antología de Televisión. "...ahora le devolvemos el control de su televisor hasta la próxima semana, a esta misma hora, cuando la voz de control lo llevará rumbo a lo desconocido..."